Despegas tus labios, los contemplo
correrse como carmesí telón.
Dejas que, con la sutileza de una brisa
que arrulla un campo nocturno de lavanda,
aparezca esa sonrisa
que ha sido el deleite del Creador.
*
Flotan tus palabras y tus lentos suspiros
buscando reposar en mis cansados oídos
y se conmueve mi esencia al moverse
en mi pecho una esperanza dormida,
una ilusión antigua como mis dedos,
ellos que quieren trenzarse con los tuyos.
*
Es en tu ser donde reside mi peligro.
Pero como Quixote, corro desaforado a enfrentarte
¿Qué otra alternativa me queda si ya he caído
Bajo el amoroso embrujo carmesí de tus palabras?
Me veo atado a tu destino, sin escuchar a dónde va el tuyo.
Solo me queda ganarte, para que nuestros destinos sean uno.